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1946
La política financiera se plasmó en la Ley de Ordenación Bancaria, que otorgaba al Gobierno la mayoría de las competencias en materia de política monetaria, convirtiendo al Banco de España en un mero instrumento del Ministerio de Hacienda y acentuando su papel de Banco de Bancos al indicar que la banca privada tenía la obligación de depositar en el Banco de España un determinado porcentaje de los recursos ajenos.
Sólo con la aprobación del Plan de Estabilización de 1959, se sientan las bases para que el Banco de España recuperara sus facultades y competencias, adecuadas a la nueva apertura política y económica hacia el exterior.